¿Por qué le huimos al gobierno corporativo?

Por Eric Duport Jaramillo*

La primera reacción que tiene un empresario cuando escucha el término “gobierno corporativo” es sentir pereza de profundizar en algo que seguramente no le toca, porque “eso es para las grandes empresas”. Lo que es claro, es que el término no es atractivo para quienes tienen una pequeña o mediana empresa, y que se la pasan el día entero, tratando de sobrevivir en un ambiente muy poco propicio para desarrollar su actividad económica.

Por tal motivo, es importante explicar de una manera sencilla las ventajas de tener unas buenas prácticas de gobierno corporativo en su empresa, como una cultura necesaria para los que piensan en el largo plazo.

En primer lugar, el gobierno corporativo defiende los modelos básicos de administración de empresas que señalan la necesidad de contar con herramientas administrativas que permitan hacer seguimiento a los accionistas, a las juntas directivas, si las hay, y a los empleados de la empresa. Sobre la teoría de que lo que no se mide, no se controla y lo que no se controla no se puede mejorar, se recomienda que las empresas cuenten con una planeación estratégica de mediano y largo plazo, al igual que con un presupuesto que esté amarrado a dicha planeación.

Por otro lado, las buenas prácticas recomiendan el cumplimiento de unas formalidades mínimas que generalmente no se respetan. Lo que llamamos formalidad, no es otra cosa que cumplir lo que dicen los estatutos de la empresa, los cuales los mismos socios desconocen o no entienden en su integridad. Dichos estatutos, al igual que la ley, señalan las reglas básicas de relacionamiento entre accionistas y las normas de funcionamiento de la sociedad. Si estas reglas mínimas se respetaran y cumplieran, un gran número de empresas seguirían existiendo hoy.

El dicho “uno sabe con quién se casa, pero no de quién se separa” aplica perfectamente en el mundo societario entre accionistas. Lo que inicia como una historia heroica de emprendimiento, generalmente culmina como una guerra personal por reproches en los manejos inadecuados de la empresa. ¿Quién no quisiera evitar esto? Pues la gran mayoría de empresarios que le huyen a profundizar en esto temas, simplemente por desconocimiento de sus bondades.

Entender las buenas prácticas de gobierno corporativo como un manual de prevención de riesgos, es tal vez la mejor forma de acercarse a una herramienta probada, que desde todos los ángulos busca generar CONFIANZA en todos los grupos de interés.

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